Una auténtica revolución moral como la anunciada por el Presidente Leonel Fernández tiene que comnenzar por casa, desde el propio Gobierno. Podría comenzar por castigar toda violación de la ley como, según denuncia el ingeniero Juan Tomás Hernández, expresidente del CODIA, las que se cometen contra la que regula la contratación de obras, o aquella que cometen los funcionarios que no hacen declaración jurada de sus bienes.
La revolución moral no puede comenzar por fuera. Debería ocuparse de investigar toda forma de enriquecimiento sospechoso por parte de personas que ocupen cargos de la administración pública. Quienes están facultados para hacer cumplir las reglas deben ser los primeros en respetarlas y predicar con el ejemplo. Este país ciertamente necesita una revolución moral, una auténtica cruzada moralizante. Por esa razón, el Gobierno debe sentirse estimulado a empezar por casa.
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Fuente: periodico Hoy.
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