Por SARA PEREZ.-
Tal y como pronosticaron las encuestas independientes y tal y como era del todo previsible para cualquiera que no estuviera obnubilado por el fanatismo o la desesperación, Leonel Fernández y el PLD “ganaron” las elecciones del pasado viernes, acontecimiento que lo único que tiene de promisorio es que finalmente se acabó la asqueante campaña electoral, ese borboteo impúdico de imbecilidad chillona.
Ahora bien, si yo fuera el presidente Fernández me daría vergüenza que me vieran la cara. Me daría vergüenza haber tenido que salir como si yo fuera un camión de basura a recoger cualquier desperdicio político que hubiera en las aceras.
Si yo fuera él me daría vergüenza haber tenido a ciertos turpenes haciendo campaña a mi favor y diciendo que necesitaban más millones que los que tenían asignados porque no eran suficientes para convencer a su ración de votantes.
A mí me avergonzaría tener que pagarle un sueldo a Fefita la Grande para que vote por mí y haber desembalsamado a Jack Veneno, entre otros del mismo perfil y con los mismos fines.
Si yo fuera Fernández me daría mucha vergüenza haberme visto obligado a emplearme tan desesperadamente a fondo para disputarle un triunfo a un candidato tan frágil y erráticamente elegido como Miguel Vargas Maldonado.
A mí me daría vergüenza que el candidato del partido que hace cuatro años salió del Gobierno totalmente desprestigiado, tras una administración catastrófica, saque un 40 por ciento de los votos, sin tener a mano todos los recursos del Estado empleados por mí.
Si yo fuera Fernández me avergonzaría que mi partido gastara 282 mil millones en publicidad sólo entre enero y abril de este año, (mucho más del doble de lo que pudo gastar el PRD, su contendor más cercano) y sin contar el gasto publicitario del Gobierno, que en un solo mes, entre el 18 de febrero y el 23 de marzo, ascendió a más de 114 millones, pagados directamente con dinero de las arcas nacionales.
Por un asunto hasta de orgullo personal, a mí me avergonzaría no tener ni un solo voto gratis. Yo me avergonzaría de las nominillas, de haber tenido que apoyarme en más de un millón de botellas, de haber tenido que repartir a paletadas el dinero del Estado entre militantes de mi partido a cambio de la simpatía política.
Si yo fuera él me daría vergüenza hablar de la “crisis de pensamiento” que afecta a la República Dominicana, siendo yo el representante más conspícuo y el más beneficiado por la misma.
Si yo fuera Fernández me avergonzaría del clientelismo ramplón, de haberles prometido dinero extra a los dirigentes intermedios en cuyas zonas ganara el PLD con más de un 60 por ciento. Me avergonzaría tomar ventaja de la miseria de la gente, para comprarla, embrutecerla y envilecerla con una minúscula asignación de sobrevivencia.
Si yo fuera él, me avergonzaría de los periodistas a mi servicio en los medios de comunicación, algunos de ellos tan particularmente pestíferos, que basta con observarlos para hacerse una idea de cómo eran los alabarderos babosos y calieses que Trujillo consiguió reunir en su corte.
A mí me daría mucha vergüenza que teniendo de aliados a Vincho y a Pelegrín, en uno de mis mítines haya un accidente en el que resulten muertos siete simpatizantes haitianos. Por cierto, ¿Ya Vincho y Pelegrín averiguaron si esos haitianos tenían actas de nacimiento y cédula y se disponían a votar? ¿No van a solicitar una investigación al respecto?
Si yo fuera Leonel me avergonzaría de cada uno de mis triunfos. Del rápido olvido de los muertos de la presa, del fácil engaño con que una total ineptitud se convierte en una patética farsa populista, del relumbrón del Metro, hecho a su estilo, privilegiando la fachada, del precipitado entierro del caso de la masacre de Boca Chica en plena recta final de la campaña, de la impunidad en el expediente de la Sun Land y mil firmas más.
Si yo fuera Leonel no sabría dónde meter la cara cuando alguien mencione las vallas electorales del Invi, Inavi, Obras Públicas y los Ayuntamientos.
Si yo fuera Fernández me habría dado mucha vergüenza decir que Juan Bosch estaría orgulloso del resultado de estas elecciones.
Y al igual que al Presidente, la vergüenza debía darle a todo el que sirva dentro del PLD. Si es que queda alguien en esa categoría.
Fuente: El Nacional.
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