miércoles, 18 de agosto de 2010

Hoy: A propósito de la Guerra de la Restauración.


Por: Lcdo. Bartolomé Pujals.

Hoy es un día el cual sin duda alguna no podemos desperdiciar.

Hoy, es un día cumbre para que ese infausto grupo de políticos como de costumbre fortifiquen la dosis de engaño que nos vienen suministrando desde hace ya muchos años.

Hoy, se aprovecharan de los nobles latidos que despacha nuestro corazón en ocasión de una fecha como esta, la cual con orgullo y nostalgia nos hace recordar cuanto amamos la tierra que nos vio nacer y el orgullo de poseer el gentilicio de dominicano.

Hoy, reitero y sin animo de generalizar, se reunirán como es costumbre anual, un grupo de malsanos, a decir que aman y respetan esta tierra tal como lo hacemos nosotros, olvidándose que sus desafortunadas acciones nos han demostrado totalmente lo contrario.

Hoy, se enaltecerá la victoria de aquellos ángeles convertidos en hombres que con el valor de toda una legión aglutinado en su corazón restauraron nuestra independencia.

Hoy, ese grupo de innombrables que por desdicha y a la vez por culpa nuestra nos gobiernan, capitalizarán, aquella impronta en su beneficio particular; dirán que son el pueblo, que representan al pueblo y vendrán con carpetas abultadas de papeles y estadísticas alejadas de la realidad en soportes de su gestión; otros pronunciaran discursos elocuentes lleno de frases fugaces y citas de grandes lideres lindas al oído, pero que de nada sirven si no existen un verdadero y sincero principio de ejecución para solucionar los inconvenientes que nos ofrece el presente y aquellos que a consecuencia de estos nos traerá el futuro.

Hoy,- repito- apelaran a nuestro sentimientos, a nuestras desgracias, a nuestras miradas perdidas, a nuestros corazones descontentos, a nuestras mentes abatidas y trataran de hacernos creer que sus acciones son fieles y conformes a los deseos de aquellos próceres que con su vida defendieron nuestra República.

Hoy, sin embargo, puede ser el día en que todo lo antes dicho comience a cambiar y se convierta en un rosario de palabras sin sentido.

Hoy, podemos cerrar las puertas de ese pasado desafortunado, destructor y dañino, y en su lugar, crear un enlace entre el pasado que vio vivir nuestro héroes restauradores y un futuro acorde a sus deseos y pretensiones. Ayer, dependió de ellos y estos honraron su compromiso con la patria; Hoy, más que nunca depende de nosotros: el Pueblo.

Viva la gesta Restauradora y la memorias de los hombres y mujeres que con su vida pudieron llevarla a cabo. Que Viva la República Dominicana, Que Viva!

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