Cada cierto tiempo se evidencia un incremento del número de viajes clandestinos de dominicanos que desean emigrar, incluso poniendo su vida en riesgo.
Cuando se piensa en lo peligroso de esta aventura en busca de mejores condiciones se vida, de inmediato se asocia con la gente más pobre, los excluidos y carentes de oportunidades.
En estos momentos los traficantes de migrantes cobran un mínimo de RD$45 mil por persona, cuando se trata de pequeñas embarcaciones, y de cientos de miles de pesos cuando se viaja en avión con documentos falsificados.
Esos dineros son pequeños capitales que bien servirían para comenzar una microempresa.
Tal vez más que la miseria extrema, es la falta de fe en el futuro de su país lo que lleva a tantos compatriotas a dejar a los suyos para intentar un incierto asentamiento en tierras extrañas.
Fuente: Clave Digital.
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