La deuda externa, los subsidios, la nómina excesiva y la corrupción consumen más de la mitad de los recursos del presupuesto nacional. Lo que queda no es suficiente para enfrentar la crisis, y mucho menos para sentar las bases de la prosperidad. La austeridad ofrecida y nunca dada, en temporada de vacas gordas, ahora se impondrá con malas maneras en esta época de vacas flacas. Las entradas pocas y los compromisos muchos; así que no tenemos más remedio, para tener economía, que hacer economías. La solución: achicar la burocracia, reducir subsidios, eliminar la corrupción y, si se puede, renegociar deudas.
Fuente: Homero Figueroa / Diario Libre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario